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La Historia de Altezza: De un Garaje a Liderar la Revolución Tecnológica Los Humildes Comienzos (1997)
Todo comenzó en el garaje de una modesta casa en San José, California. Tres amigos de la universidad —Marina Voss, ingeniera de sistemas; David Chen, diseñador industrial; y Roberto Sandoval, especialista en logística— compartían una visión audaz: democratizar el acceso a la tecnología de vanguardia.
El nombre «Altezza» surgió durante una noche de lluvia mientras revisaban mapas topográficos. Marina señaló: «Queremos llevar a las personas a nuevas alturas». La palabra italiana para «altura» resonó con los tres, evocando elegancia, aspiración y excelencia.
Con $15,000 ahorrados entre los tres y un préstamo de $50,000 de los padres de Roberto, Altezza Inc. abrió sus puertas el 12 de marzo de 1997.
El Primer Gran Golpe (1999-2002)
Durante dos años, Altezza funcionó como una pequeña distribuidora local de componentes informáticos. El punto de inflexión llegó en 1999 cuando Marina desarrolló un software de optimización de inventarios que predecía demandas con precisión asombrosa. Esta herramienta no solo transformó sus operaciones internas, sino que captó la atención de fabricantes asiáticos buscando mejorar su presencia en América.
Para 2001, Altezza había asegurado contratos de distribución exclusiva con tres fabricantes emergentes de Taiwán y Corea del Sur. La empresa se mudó de aquel garaje a un almacén de 5,000 metros cuadrados.
La Expansión Estratégica (2003-2008)
El verdadero genio de Altezza no fue solo distribuir tecnología, sino anticipar qué querían los consumidores antes que ellos mismos lo supieran. En 2003, cuando los smartphones apenas empezaban, Altezza apostó fuerte por accesorios móviles inteligentes.
David Chen lideró la creación de la línea propia «Altezza Essentials»: cargadores de carga rápida, audífonos con cancelación de ruido y protectores de pantalla con nanotecnología. Estos productos, combinados con su red de distribución eficiente, generaron márgenes extraordinarios.
Para 2008, Altezza operaba en 12 países y empleaba a 2,300 personas.
La Crisis y la Reinvención (2009-2012)
La recesión global de 2009 golpeó duramente. Las ventas cayeron 40% en seis meses. Muchos predijeron el fin de Altezza. Pero Roberto Sandoval propuso algo revolucionario: convertir sus almacenes en centros de logística compartida, permitiendo a empresas más pequeñas usar su infraestructura.
Esta decisión no solo salvó a la empresa, sino que la transformó. Altezza se convirtió en un ecosistema donde fabricantes, distribuidores y minoristas colaboraban. El modelo «Altezza Connect» nació, ofreciendo soluciones integrales de cadena de suministro.
El Salto Tecnológico (2013-2018)
Con estabilidad financiera restaurada, Marina lideró la inversión en inteligencia artificial y análisis de datos masivos. Altezza desarrolló plataformas predictivas que no solo optimizaban inventarios, sino que identificaban tendencias de mercado emergentes.
En 2015, Altezza predijo correctamente el auge de dispositivos IoT para el hogar inteligente, posicionándose como el distribuidor preferido de termostatos inteligentes, cerraduras digitales y asistentes de voz antes que la competencia.
La compañía también adquirió tres startups especializadas en logística de última milla, consolidando su dominio en la entrega rápida.
Liderazgo Global y Sostenibilidad (2019-Presente)
Para 2020, Altezza distribuía más de 50,000 productos diferentes de 800 fabricantes a través de 45 países. Su facturación alcanzó los $8.7 mil millones anuales.
Pero los fundadores no olvidaron sus raíces. En 2021, lanzaron «Altezza Verde», comprometiéndose a neutralidad de carbono para 2030. Implementaron empaques 100% reciclables, flotas de vehículos eléctricos y almacenes con energía solar.
El programa «Tech for All» dona anualmente $50 millones en equipos tecnológicos a comunidades desatendidas globalmente.
«Nunca olvidamos que cada paquete que entregamos lleva el sueño de alguien» – Marina Voss, CEO y Co-fundadora